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Amor con amor se cura


¡Buenos días!
Construir una relación duradera, satisfactoria y rentable con el cliente ya tiene un nombre: fidelizar. Este vínculo está basado en la confianza, la experiencia positiva y la aportación de valor constante. Se trata de la elección activa de una marca. Transformar una venta puntual en una relación continua. Esto significa entender al cliente, adaptarse a sus necesidades, ofrecer experiencias memorables y cumplir con la promesa de marca.
Esta semana les recomendamos el análisis “Ley de aguas: un intento al estilo de las reformas constitucionales de 2016”, elaborado por los compañeros del boletín de Política.
Gracias por leernos.

Alice Utrera
Amor a primera compra
544 palabras | 2 mins de lectura

Premiar la constancia vende. Los programas de fidelización se han convertido en una estrategia clave para mejorar ingresos, retener clientes y fortalecer vínculos emocionales con la marca. Al ofrecer beneficios exclusivos, incentivan compras recurrentes y recomendaciones. Guatemala también ha entrado al juego, adaptando estas dinámicas globales al gusto local.
Por qué importa. Esta tendencia es una estrategia de crecimiento sostenible. Su capacidad para generar ingresos adicionales a través de la lealtad, la repetición de compras y la promoción boca a boca los convierte en herramientas indispensables para las marcas. Estas buscan expandirse sin aumentar drásticamente su inversión en marketing.
Retener clientes puede ser hasta siete veces más rentable que adquirir nuevos, según Bain & Company.
Un consumidor leal compra más seguido, gasta más y recomienda, elevando su valor de por vida.
“Los programas bien estructurados generan ingresos sostenibles sin elevar el gasto comercial”, afirma Álvaro Mencos, especialista en marketing relacional.
En el radar. El respaldo numérico demuestra que estos programas no solo fidelizan: multiplican ingresos. Estudios revelan que incluso ligeros aumentos en la retención pueden representar saltos significativos en la rentabilidad. Y cuanto más afinado sea el programa, más se amplifican sus efectos en el largo plazo.
Accenture estima que los clientes leales gastan hasta un 30 % más a lo largo del tiempo.
Según Harvard Business Review, pueden llegar a gastar un 140 % más que un cliente nuevo.
Mencos sostiene que no basta con dar puntos, hay que entender el comportamiento individual y premiar con lógica emocional.
Qué destacar. En Guatemala, la tendencia ya se traduce en resultados. Programas como Starbucks Rewards o el pasaporte gastronómico de La Estación demuestran que es posible adaptar estas estrategias. Ofrecen recompensas tangibles y experiencias diferenciadas para atraer y retener a los consumidores más exigentes.
Starbucks permite acumular estrellas para canjear por bebidas o alimentos, con niveles que personalizan beneficios.
La app de la marca habilita pedidos anticipados y conecta con la plataforma global, unificando experiencia.
La Estación, por su parte, ha lanzado un programa que brinda beneficios como boliche gratis o cupones gastronómicos. “Queríamos que los premios realmente valieran la pena”, asegura la gerente de mercadeo del lugar.
Entre líneas. Estos programas van más allá de los beneficios puntuales. Crean comunidad, hábito y sentido de pertenencia. En un entorno donde el cliente es más consciente y exigente, las marcas deben construir relaciones que duren. Esto empieza con experiencias gratificantes y consistentes que generen confianza.
“La Estación no solo premia el consumo, promueve el descubrimiento de nuevos espacios dentro del mismo recinto”, detalla la profesional.
De acuerdo con Mencos, fidelizar no es solo vender más, es diseñar relaciones memorables.
Marcas que integran personalización, emoción y recompensa logran posicionarse más allá del precio o la ubicación.
En conclusión. El reto no es solo sumar clientes a un sistema, sino mantener vivo su interés. La fidelización futura será más analítica, predictiva y emocional. Guatemala ya ha dado pasos importantes, pero hay espacio para sofisticar estas estrategias con inteligencia de datos y segmentación.
El uso de IA permitirá recompensas hiperpersonalizadas basadas en hábitos reales.
En el país, hay muchos más casos de éxito. Sin embargo, carecen de visibilidad o medición rigurosa.
“Este es solo el inicio. Las marcas que apuesten por la lealtad construirán su ventaja competitiva”, concluye Mencos.
UNA INVITACIÓN DE REPÚBLICA
República Summit Sostenibilidad 2025

La sostenibilidad energética no es únicamente un desafío técnico, sino una oportunidad estratégica para fortalecer la competitividad, impulsar la resiliencia ante el cambio climático y promover un desarrollo inclusivo en la región.
Nos complace invitarle a República Summit Sostenibilidad 2025, un espacio de diálogo y visión estratégica sobre el papel de la energía limpia como motor de desarrollo, resiliencia y competitividad.
Por qué importa. Contaremos con la participación de Dolors Montserrat, secretaria general del Partido Popular Europeo, eurodiputada y miembro de la Comisión de Medio Ambiente, donde impulsa políticas clave para la transición energética y la sostenibilidad en Europa.
Conecte con autoridades, empresas y expertos internacionales.
Acceda a ideas que marcarán el rumbo de la sostenibilidad en la región.
Datos clave. Aproveche el precio Early Bird: Q375 (precio regular Q500). Tenemos cupos limitados.
República Summit Sostenibilidad será el 25 de junio en Épica AVIA, el registro iniciará a la 1:00 PM
Asegure su lugar aquí, llene el formulario y adjunte el voucher de su pago.
Marcos Jacobo Suárez Sipmann
75 años de integración europea: balance económico
580 palabras | 2 mins de lectura

Qué destacar. Mañana 9 de mayo se conmemoran 75 años de la Declaración Schuman, pronunciada en 1950 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman. Sentó las bases de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Le siguieron la Comunidad Económica Europea (1957) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (1958). Su motivación inicial: evitar una nueva guerra. Mas la dimensión económica fue fundamental desde el comienzo.
Por qué importa. La construcción europea ha sido una de las experiencias más ambiciosas y exitosas de integración. Desde la CECA hasta la creación del mercado único en 1993 y la adopción del euro en 1999, se han ido eliminando barreras al comercio.
Se ha facilitado, asimismo, la libre circulación de bienes, personas, servicios y capitales, y creado un entorno regulatorio común para sus miembros.
Estos avances han potenciado la competitividad de las naciones europeas, mejorado la eficiencia de los mercados y fomentado la inversión extranjera directa.
El PIB combinado de la Unión Europea (UE) representa hoy cerca del 15 % del PIB mundial, y su mercado interno, con más de 440 millones de personas, es uno de los mayores del planeta.
El otro lado. La política de cohesión y solidaridad, mediante fondos estructurales y de inversión, ha contribuido a reducir las disparidades entre regiones. Sin embargo, persisten diferencias significativas.
La integración monetaria ha facilitado el comercio intraeuropeo y eliminado riesgos cambiarios. No obstante, ha expuesto debilidades estructurales, evidenciadas durante la crisis del euro entre 2010 y 2012.
La crisis migratoria y el Brexit han puesto a prueba su cohesión y capacidad de respuesta.
Otro tanto ha ocurrido con el covid y la guerra en Ucrania.
Ecos regionales. El modelo europeo ha servido de referencia para Latinoamérica. Proyectos como el Mercosur, la Comunidad Andina o la Alianza del Pacífico se han inspirado, en mayor o menor medida, en él.
Si bien el contexto político y económico ha dificultado una integración tan profunda como la europea, el principio de cooperación regional para aumentar la competitividad y mayor estabilidad es compartido.
La UE ha sido un socio primordial en comercio, asistencia técnica y cooperación para el desarrollo. Acuerdos como el de la UE con el Mercosur o con México apuntan a reforzar estos lazos.
Con la ratificación el año pasado del Acuerdo de Asociación con Centroamérica por el Consejo de la UE el comercio birregional se ampliará y diversificará de conformidad con la OMC y este convenio.
Ahora qué. La UE debe abordar cuestiones muy ligadas al de la inmigración como es el del envejecimiento demográfico. Otros desafíos son la transición hacia una economía verde y digital, la dependencia energética y la necesidad de avanzar en una política fiscal común más sólida.
Un reto no menor es el de la nueva política arancelaria de Washington. El contexto geopolítico obliga a repensar la autonomía estratégica: industrial y tecnológica.
La rivalidad entre EE. UU. y China, y la creciente inestabilidad en el vecindario, han impulsado debates sobre la necesidad de una política común de defensa y una mayor inversión en innovación y soberanía tecnológica.
La ampliación hacia los Balcanes Occidentales y Ucrania, así como una reforma institucional que garantice la eficiencia en una Unión más grande y diversa, son temas cruciales en la agenda.
En conclusión. La integración económica ha impulsado la cooperación, prosperidad y estabilidad. Seguirá siendo un eje central, pero deberá acompañarse de un fortalecimiento político que permita mantener su relevancia en un mundo multipolar y en transformación constante.
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