Aranceles, ¿liberación o desventaja?

¡Buenos días!

En su “Día de la liberación” el mandatario Donald Trump impone nuevos aranceles generalizados a productos importados como parte de su estrategia comercial. Convencido de su efectividad, apuesta su presidencia para demostrar que tiene razón. Con cierta autocomplacencia recuerda su prolongado respaldo a los mismos. Y sus críticas a la OMC y los TLC.

Detrás de estas medidas hay ciertamente un plan y el presidente cuenta con un equipo de expertos. Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, la prioridad es “proteger al trabajador estadounidense” y recuperar industrias estratégicas.

No obstante, en su intento de hacer EE. UU. grande otra vez, Trump corre un riesgo. Como advierten economistas de diversas tendencias, los grandes aranceles a China, Corea del Sur, la Unión Europea… con una tasa base de 10 % a todas las naciones, repercutirán en los consumidores estadounidenses subiendo los precios y arriesgando una recesión global.

Estudiamos cómo esta agenda impactará en Latinoamérica, región que se debate entre el pragmatismo y la renegociación.

Nuestro siguiente análisis se ciñe al efecto que tendrán sobre los países que integran el DR-CAFTA.

Está por ver si esta auténtica bomba nuclear comercial se verá o no coronada por el éxito.

En este asunto, que nos atañe a todos, sus sugerencias y comentarios son especialmente bien recibidos.

 
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Alice Utrera y Marcos Jacobo Suárez Sipmann
Escalada arancelaria: ¿daño u oportunidad para Latinoamérica?
505 palabras | 2 mins de lectura

Removiendo los cimientos del comercio global, Donald Trump impone aranceles generalizados que afectan a decenas de países, incluyendo las principales economías latinoamericanas. El giro proteccionista de EE. UU. plantea un escenario incierto donde el análisis debe prevalecer sobre el pánico.

Por qué importa. La nueva política de la potencia planetaria altera décadas de reglas globales. Latinoamérica, dependiente del mercado estadounidense, observa con una mezcla de inquietud, ansiedad y expectación esta transformación.

  • Todos los productos importados a EE. UU. enfrentarán al menos un aumento del 10 %. Incluidos bienes como café, banano, camarones, azúcar, entre otros.

  • Aunque México y Canadá quedaron fuera de los “aranceles recíprocos”, seguirán siendo afectados por tarifas previas en acero, aluminio y vehículos.

  • La región ve amenazada su estabilidad exportadora, con impacto en inversión, empleo y tipo de cambio. Pero también se abre espacio para ganar participación frente a Asia.

Cómo funciona. El nuevo esquema no solo es extenso, es disruptivo. Se critica, asimismo, que la aparente complejidad de la fórmula aplicada, oculta que el déficit comercial es la principal herramienta para calcular los nuevos aranceles.

  • Se aplica sin distinción de alianzas, con criterios unilaterales y objetivos internos de política económica. China y la UE, entre otros, enfrentan altos gravámenes. Latinoamérica recibe un 10 %, salvo Venezuela (15 %) y Nicaragua (18).

  • Se cobra en aduana a importadores estadounidenses, pero su efecto se transfiere al consumidor final, encareciendo los productos extranjeros.

  • El objetivo declarado es doble: eliminar el déficit comercial y reindustrializar EE. UU.

Datos clave. Las cifras no dejan lugar a dudas: el cambio es histórico. Desde la Gran Depresión, EE. UU. no había registrado un aumento tan brusco en sus ingresos por aranceles.

  • La tasa efectiva pasó de menos del 2 % en 2023 a un promedio del 22 % actual.

  • Fitch advierte que muchas economías entrarán en recesión si los aranceles se mantienen. EE. UU., incluso, eleva su riesgo de recesión al 50 %.

  • Productos como energía, cobre o semiconductores quedaron exentos por ahora.

Qué destacar. La región está lejos de salir ilesa. Aunque algunos gobiernos ven oportunidades geopolíticas, el impacto económico varía según el país y sus exportaciones más vulnerables.

  • Perú y Chile temen por su agroindustria. Colombia evalúa ventajas en productos que puedan sustituir importaciones asiáticas.

  • Ecuador y Centroamérica, supeditados a EE. UU., consideran renegociar para evitar colapsos en sectores como el camarón y la confección.

  • Brasil anuncia represalias. Argentina opta por el pragmatismo político, sin ocultar su preocupación por el impacto en aluminio y combustibles.

Ahora qué. Las consecuencias de este viraje serán duraderas. Mientras China anuncia que llegará “hasta el final”, la Comisión Europea enfría su primera respuesta para no tensar más la cuerda. Muchos gobiernos latinoamericanos optan por la prudencia y esperan respuestas bilaterales.

  • El proteccionismo puede acelerar tendencias como la desglobalización, el consumo local o incluso boicots digitales a marcas estadounidenses.

  • Latinoamérica tendrá que adaptarse o enfrentar una pérdida estructural de competitividad.

  • Ante un orden global fracturado, la región enfrenta el reto de diversificar mercados, ganar espacio perdido y redefinir su estrategia comercial.

 
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La cuenta regresiva para el evento más importante del sector energético guatemalteco está en marcha. El próximo 23 se conocerán las bases de la licitación PEG-5, una subasta clave que definirá el futuro de la generación eléctrica y el rumbo de la inversión en energías renovables.

En ese contexto, República Empresa conversó con el nuevo presidente de la Asociación de Generadores con Energía Renovable (AGER), Alfonso González. Se destacó la importancia, certeza jurídica y promoción de energía solar como prioridades para el futuro.

“No sabemos cuánta energía renovable se va a comprar, pero si el porcentaje es alto, puede convertirse en una gran oportunidad”, aseguró.

El país no produce combustibles fósiles y lo poco que extrae se exporta crudo. Por eso, elegir entre energía local e importada no es solo una decisión técnica, sino estratégica: lo local es renovable.

Aunque se ha apostado históricamente por la hidroelectricidad, otras fuentes como la energía solar y geotérmica aún tienen un potencial sub-utilizado. “Estamos verdes en solar y la geotermia sigue sin despegar. Hace falta una visión de Estado, una apuesta de largo plazo”.

La certeza jurídica es otro elemento. Cambiar las reglas del juego con cada nuevo gobierno ahuyenta a los inversionistas. Sobre todo a los locales, que han sostenido más de 40 pequeñas plantas en operación. “No se trata de un monopolio, sino de un ecosistema distribuido. Proteger esa diversidad”.

La urgencia no es menor. La demanda eléctrica aumenta a un ritmo de 4 % anual, por encima del promedio global. La economía crece, las industrias se multiplican y el uso doméstico de tecnología empuja al sistema al límite.

Hace apenas días, Guatemala rompió récord de consumo. Con la zafra finalizada, la producción a base de bagazo se detiene y se recurre a plantas térmicas, muchas de ellas dependientes de combustibles fósiles. Si hay una falla, podría haber racionamientos.

En este escenario, la energía fotovoltaica aparece como una respuesta inmediata. Entre 300 y 400 megavatios están ya en construcción, pero muchos proyectos siguen estancados por la lentitud en los permisos municipales. “Los alcaldes pueden ser héroes si entienden la urgencia. La energía solar es nuestra gran oportunidad”.

La PEG-5 es más que una licitación. Una inyección de más de USD 4000M en inversión privada, capaz de activar sectores financieros, generar empleo y dinamizar la economía sin que el Estado desembolse un centavo.

“Es una ocasión histórica para demostrar que se puede crecer cuidando los recursos”, agregó González.

Bajo su gestión seguirá promoviendo una matriz energética más limpia, sostenible y resiliente. mas la tarea no es solo técnica ni política. También es cultural. Se necesita conciencia y compromiso de todos. “Si no, volveremos a los apagones. Ya nos tocó hacer tareas con candela. No queremos regresar a ese pasado”, concluyó.

Puede leer la entrevista completa en este enlace.

 
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María José Aresti y Miguel Rodríguez
Aranceles: golpe bajo al DR-CAFTA
493 palabras | 2 mins de lectura

El reciente cambio en la política arancelaria de EE. UU. ha sacudido Centroamérica. La medida, amparada en argumentos de seguridad nacional, revive viejos temores sobre estabilidad de relaciones comerciales y certidumbre jurídica que el acuerdo otorgaba a la región.

Por qué importa. La imposición de nuevos gravámenes coincide con el periodo en que se anticipaba una posible renegociación del DR-CAFTA.

  • La inclusión de la región en la lista de países afectados —con una tasa del 10 %— resulta inesperada dado el superávit comercial estadounidense.

  • A su vez, erosiona la ventaja competitiva que se otorgaba a los países firmantes. “Esa certeza que teníamos se perdió”, asegura Paul Boteo, director de Fundación Libertad y Desarrollo.

  • Si bien una renegociación es factible, el panorama se presenta complejo. El acuerdo necesitaría ajustes para adaptarse a las nuevas realidades comerciales.

Visto y no visto. Detrás del argumento del déficit comercial, las tarifas operan como un mecanismo de presión para forzar la relocalización industrial y sancionar la ineficiencia estructural en países socios. 

  • Una apuesta realista pasa por mejorar las aduanas, simplificar procesos logísticos y aprovechar las ventajas existentes para obtener buena voluntad diplomática.

  • La diversificación de mercados y cooperación con Europa son esenciales para mitigar el impacto. Es una vía de escape a largo plazo.

  • Sin embargo, mantener el DR-CAFTA es crucial. Boteo asegura que no podemos permitirnos abandonar el tratado.

Sí, pero. Algunos ven la medida como una amenaza, otros la interpretan como oportunidad. Según Christopher Mejía, ex analista de Mercados Financieros Internacionales del Departamento del Tesoro, la clave está en la rapidez con que los gobiernos actúen.

  • Las empresas que antes optaban por manufacturar en Asia, podrían reconsiderar sus opciones. “Centroamérica está bien posicionada para aprovechar esta tendencia”, asegura Mejía.

  • Será fundamental el trabajo con el sector privado para atraer compañías globales. Un cambio que implicaría manufactura de bajo costo y productos de mayor valor agregado.

  • A largo plazo, crear un entorno de colaboración entre empresas y gobiernos posicionaría a la región como un actor clave en el comercio post-aranceles.

El otro lado. De acuerdo con allegados a la administración, las nuevas tarifas no son simples medidas proteccionistas: responden a un diseño mayor. Funcionan como palanca inicial y presión negociadora para forzar una reconfiguración del sistema económico global en favor de EE. UU.

  • El objetivo final sería un acuerdo multilateral —un posible “Mar-a-Lago” moment a lo Bretton Woods— donde otras potencias acepten revalorizar sus monedas frente al dólar. Esto permitiría recuperar competitividad industrial estadounidense sin devaluar su divisa.

  • Según Stephen Miran, principal asesor económico de Trump, los aranceles generan ingresos, disciplinan a socios comerciales y refuerzan el dólar.

  • El centro de gravedad sigue siendo estratégico: restaurar la autonomía manufacturera como pilar de poder económico y militar.

En conclusión. La consecuencia inmediata es la incertidumbre que suscita para el comercio e inversión, al romperse la confianza que ofrecía el tratado. Con todo, se debe seguir negociando el DR-CAFTA para preservar sus beneficios cuando los vientos en Washington cambien.

 
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