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China crece, EE. UU. define

¡Buenos días!
Guatemala se encuentra en un punto de inflexión que exige precisión diplomática y visión estratégica. Entre EE. UU. y China, el país mantiene un delicado equilibrio marcado por la interdependencia económica y la presión geopolítica.
Washington sigue siendo el principal socio comercial, inversionista y aliado político, con una relación que trasciende las cifras de exportación e importación para tocar aspectos como seguridad, migración y cooperación al desarrollo.
Por su parte, Pekín ha incrementado su presencia en el área a través de inversiones, comercio e infraestructura, proyectando su influencia en economías cercanas.
Las exportaciones agrícolas guatemaltecas encuentran en EE. UU. su mercado natural. Por otro lado, la compra de bienes manufacturados y tecnología refuerza su vínculo con Asia.
No obstante, cercanía geográfica, TLCs y el peso de la diáspora guatemalteca en Norteamérica inclinan la balanza. Washington representa una plataforma estratégica de estabilidad y crecimiento.
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Miguel Rodríguez
Guatemala, entre acuerdos y tensiones
527 palabras | 2 min de lectura

Guatemala mantiene un delicado equilibrio entre dos gigantes económicos: EE. UU, su principal socio comercial, y China, un proveedor en auge que amenaza con desplazar industrias locales. Aunque las cifras muestran dependencia de ambos, la balanza revela que Washington ofrece más oportunidades de valor estratégico.
Por qué importa. El comercio internacional no solo define precios y empleos, sino también alianzas políticas. Guatemala exporta el 32 % de sus productos a EE. UU., mientras que con China su relación es casi exclusivamente de importación. La diferencia no es menor: lo que se compra a Pekín se podría producir localmente.
Según Nicholas Virzi, director de Análisis Estratégico para la CIG, “China es rival industrial” porque exporta los mismos productos que Guatemala busca vender a EE. UU.
En 2025 Guatemala exportó a China apenas USD 5.4M en junio, frente a importaciones de 378M. Un déficit abismal.
Con el vecino del norte, aunque existe un déficit crónico acumulado de USD 25 700M a lo largo del último quinquenio, las exportaciones guatemaltecas tienen mayor diversidad y valor agregado.
Datos clave. El comercio con EE. UU. y China refleja dos dinámicas opuestas. Washington compra alimentos, textiles y manufacturas, mientras Pekín vende vehículos, acero y plásticos. La diferencia está en el valor agregado: Guatemala depende de Washington como mercado y de China como proveedor.
Las exportaciones a EE. UU. —enero a junio de este año— alcanzaron USD 2200M, casi la mitad de las ventas totales del país en ese periodo.
Las ventas al gigante asiático en el mismo semestre no superaron los USD 20M, concentradas en níquel, cobre y textiles.
Las importaciones desde China representaron 15.5 % del total, enfocadas en bienes industriales, desplazando producción que podría desarrollarse localmente.
Punto de fricción. La visión geopolítica es clara: Washington no quiere perder influencia en Centroamérica. El momento abre oportunidades para que Guatemala sustituya importaciones chinas con producción local destinada al mercado estadounidense. El reto está en la infraestructura y en la capacidad productiva.
Los rezagos logísticos son un obstáculo: Guatemala retrocedió en rapidez aduanera con un índice de competitividad logística de apenas 2.6 sobre 5. El Departamento de Estado impulsa proyectos portuarios. La finalidad es cooperar y, asimismo, frenar la entrada china en sectores estratégicos.
Virzi subraya que “urge una política industrial sensata” para aprovechar las cadenas de valor regionales y captar inversión.
Y recuérdese que Guatemala no mantiene relaciones diplomáticas con China. Ello se debe al hecho de ser uno de los pocos países que reconocen a Taiwán.
Lo que sigue. El dilema no es con quién comerciar más, sino cómo usar las ventajas de la cercanía a la mayor potencia comercial. Guatemala tiene la oportunidad de posicionarse como socio confiable siempre que modernice puertos, reduzca burocracia y fortalezca su marco institucional para atraer inversión.
Las exportaciones guatemaltecas a EE. UU. incluyen un 70 % de productos industriales, prueba de que se puede diversificar más allá de lo agrícola.
Con todo, el déficit con China refleja vulnerabilidad. Se depende de importaciones que —como queda dicho— pueden fabricarse en el país. Ello constituye un freno al desarrollo.
Si se consigue transformar su infraestructura y políticas industriales, logrará convertir la cercanía geográfica en verdadera ventaja estratégica.
¿Es prudente seguir dependiendo de EE. UU.? |
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La IA está revolucionando industrias, pero también está ocasionando un problema silencioso: el gasto eléctrico de los centros de datos. Estos edificios llenos de servidores ya representan cerca del 1 % de la electricidad global y, según la Agencia Internacional de Energía, el consumo podría duplicarse para 2030.
En paralelo, Goldman Sachs estima que la demanda del sector podría crecer alrededor del 160 % en la próxima década. El reto no es solo enfriar miles de máquinas sino hacerlo sin disparar la factura ni la huella ambiental.
Hasta hace poco la norma era mover aire con ventiladores y compresores. Hoy la opción más eficiente es el enfriamiento líquido, que transporta el calor directamente desde los chips. Esto reduce el gasto eléctrico y permite operar con más potencia en el mismo espacio.
Sin embargo, no todo es ventaja. Se requieren inversiones iniciales, tuberías especiales y protocolos de seguridad. Además, hay que vigilar el uso de agua para evitar que el remedio provoque otro problema ambiental.
Otro frente está en la electricidad misma. Los sistemas de baterías y UPS modernos permiten estabilizar el consumo, evitando cargos extras por picos y protegiendo los equipos de microcortes. También ayudan a aprovechar paneles solares durante el día.
El punto débil es que las baterías se degradan con el tiempo, requieren espacio físico y exigen permisos de seguridad que en algunos países pueden tardar más que la propia construcción del centro de datos.
Energía limpia y contratos de largo plazo
La tercera pieza del rompecabezas es el origen de la electricidad. Latinoamérica ya genera alrededor del 60 % de su energía con fuentes renovables y busca subir al 70 % en 2030. Eso abre la puerta a contratos de energía a largo plazo (PPAs) con proyectos solares eólicos. Estos fijan precios y aseguran suministro limpio.
Guatemala, por ejemplo, ya alcanzó más del 60 % de generación renovable en 2023 y se ha propuesto llegar al 80 % para 2030. El desafío está en asegurar la entrega en redes saturadas y en usar compensaciones de carbono solo cuando sean verificadas por terceros. La intención es evitar el “maquillaje verde”.
En resumen, la ruta pasa por enfriar con líquidos donde la carga lo exija, dimensionar bien baterías y UPS y firmar contratos sólidos de energía limpia. Todo esto debe medirse con dos métricas simples: PUE (eficiencia energética) y WUE (eficiencia hídrica). Es imperativo evitar que la IA se convierta en un agujero negro de energía. No se trata de prometer milagros. El objetivo es innovar con control y responsabilidad.
Alice Utrera
IA con reglas: competitividad sin sobresaltos
569 palabras | 2 min de lectura

La IA generativa avanza con fuerza en las corporaciones y plantea un dilema estratégico: cómo aprovechar su potencial sin comprometer la competitividad. El compliance emerge como un aliado indispensable para mitigar riesgos legales, éticos, reputacionales y operativos mediante políticas claras, gobernanza digital y capacitación continua.
Por qué importa. La integración de esta tecnología en las empresas dejó de ser una opción y se volvió una necesidad para mantener la competitividad. Sin políticas de compliance los riesgos superan los beneficios, lo que puede traducirse en sanciones, pérdida de reputación o errores costosos.
Según Rodolfo Cordero, director de la especialización en Compliance de Texas Tech Costa Rica, “la resistencia al cambio es mucho peor que la adaptación”.
Empresas que integran IA en recursos humanos, auditoría o contratos ya registran mayor agilidad y eficiencia en decisiones clave.
Este cumplimiento garantiza que la innovación ocurra en un marco de legalidad y ética, fortaleciendo la confianza de inversionistas y clientes.
Cómo funciona. La IA generativa no solo analiza datos, también crea contenido nuevo. Esto incluye desde borradores legales hasta reportes de ventas o campañas de mercadeo. El reto consiste en definir procesos claros para diferenciar lo que puede automatizarse de lo que exige supervisión humana.
“La IA acelera procesos, pero la decisión debe seguir en manos humanas”, sostiene Julián Herrera, director de innovación y estrategia corporativa de InnovaCorp Global.
Sin políticas los empleados recurren a cuentas personales. Este hecho multiplica riesgos de fuga de información y pérdida de trazabilidad.
Un esquema corporativo con cuentas oficiales, permisos definidos y revisión constante reduce la exposición a fallas legales y técnicas.
Lo indispensable. El compliance no puede prohibir sin ofrecer alternativas. La interdicción absoluta empuja a la informalidad, mientras que la regulación inteligente permite innovar y evitar errores. La llave está en lineamientos corporativos sólidos, capacitación práctica y una cultura de transparencia.
“Se debe mantener la competitividad de las empresas de manera estable”, enfatiza Cordero.
Las políticas deben incluir fines permitidos, restricciones claras y responsabilidades de supervisión y verificación humana.
La capacitación en construcción de prompts y riesgos asociados es esencial para aprovechar la IA con criterio y responsabilidad.
Qué destacar. El cumplimiento regulatorio se concentra en cuatro áreas: legales, éticas, reputacionales y operativas. Cada una refleja un punto crítico para la sostenibilidad empresarial y exige gobernanza digital adaptada a cada industria.
Riesgos legales: uso indebido de datos personales, disputas de propiedad intelectual y ausencia de responsabilidad jurídica en la IA.
Éticos y reputacionales: sesgos algorítmicos, desinformación y salidas estereotipadas que pueden vulnerar derechos.
Operativos: fuga de información, dependencia excesiva de la tecnología y falta de trazabilidad en decisiones corporativas.
Entre líneas. El debate no es usar esta tecnología, sino cómo hacerlo. La diferencia entre empresas que ganan ventaja competitiva y las que quedan rezagadas depende de la capacidad de incorporar la innovación bajo reglas claras de compliance.
“Integrar la IA mediante esta vía ofrece agilidad sin sacrificar la confianza del mercado”, señala Herrera.
Las compañías que diseñan sus propias aplicaciones internas de IA logran mayor control sobre datos sensibles y cumplimiento normativo.
La gobernanza digital se convierte en un factor de atracción para inversionistas que buscan transparencia en la adopción tecnológica.
Lo que sigue. La ruta empresarial está clara: se deben establecer políticas corporativas de IA, fomentar la capacitación y reforzar la gobernanza digital. El compliance no frena la innovación, la potencia. Equilibrar riesgos y oportunidades equivale a sostener competitividad, reputación y eficiencia.

El BANGUAT mejora la expectativa de crecimiento económico de un 3.5 a 4 % este año.
La Junta Monetaria baja la tasa líder de 4.5 a 4.25 %.
El Ejecutivo presenta el proyecto de presupuesto para 2026 con un monto aproximado superior a GTQ 28 400M para inversión pública en infraestructura.