Crecimiento placebo

¡Buenos días!

Guatemala crece, es verdad. Pero no acaba de despegar. Las cifras oficiales, al tiempo que pintan un panorama alentador, ocultan una incómoda paradoja. Más que por motores propios, el país avanza debido a vientos externos. Mientras las remesas sostienen el consumo y hay solidez macroeconómica, se estancan inversión, productividad y diversificación.

Se camina sin echar raíces. Sin una mayor innovación, un entorno que genere confianza y más reformas estructurales, el 4 % de crecimiento se convierte en techo y no en trampolín.

Guatemala necesita pasar de la estabilidad pasiva al dinamismo estratégico. No basta con depender del clima externo. Es imperativo crecer con propósito e ideas claras.

En esta ocasión les recomendamos la lectura del análisis El cargo más disputado del Legislativo: poder, votos y un salario de lujo, publicado en el boletín de República política. Confiamos que será de su interés. 

 
Comparta este contenido:
Compartir en FacebookCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp

Punto HTML con Texto Alineado

María José Aresti
Crecimiento sin raíces: la paradoja del 4 %
487 palabras | 1 min de lectura

Guatemala cerrará 2025 con un crecimiento económico cercano al 4 %. Las cifras suenan alentadoras, pero detrás de ese número hay matices. Los motores visibles —remesas y exportaciones— responden a un entorno externo favorable. El país avanza con estabilidad, sí, pero sin suficiente dinamismo interno.

Por qué importa. Este comportamiento confirma la capacidad de la economía guatemalteca para resistir la turbulencia global. No obstante, expertos analizan que el impulso actual proviene de factores coyunturales más que de transformaciones productivas o políticas internas sólidas.

  • Paul Boteo, director de Fundación Libertad y Desarrollo, señala que el país se benefició de un “efecto precio favorable” en exportaciones como café y aceites comestibles, mientras los combustibles bajaron.

  • La combinación de precios externos positivos y una inflación controlada (1.47 %) generó un “efecto ingreso” que permitió a familias y exportadores tener más margen de gasto.

  • El contexto internacional —y no la política interna— explica gran parte de este fenómeno. Como resume Boteo, Guatemala “tiene una economía estable, pero no dinámica”.

En el radar. El cuarto trimestre será decisivo para consolidar el crecimiento del 4 %. Las remesas, consumo interno y exportaciones tienden a dispararse en estos meses, marcando la pauta del cierre del año.

  • Enrique Lacs, exviceministro de Economía, afirma que “llegar a ese número” dependerá del repunte de consumo entre octubre y diciembre, cuando las familias envían más dinero y elevan su consumo.

  • El gasto interno representa el 60 % del PIB, por lo que su comportamiento definirá si el país se mantiene o supera la proyección.

  • Si este factor repite el patrón de los últimos años, el PIB podría cerrar incluso por encima del 4 %. Lacs explica que esto consolidaría el mejor desempeño económico desde 2019.

Punto de fricción. El repunte actual encubre una fragilidad: Guatemala depende de un “shock positivo” temporal en remesas y precios internacionales. La economía sigue anclada a los mismos productos tradicionales y factores externos.

  • Boteo advierte que la estructura productiva no ha cambiado: se continúa exportando materias primas con poco valor agregado. Se suma un respiro coyuntural como combustibles más baratos y precios externos favorables.

  • Mientras tanto, las remesas equivalen a una cantidad entre el 18 y el 20 % del PIB. Su sostenibilidad es incierta ante políticas migratorias más severas en EE. UU. los últimos meses.

  • El riesgo es seguir “dependiendo de la generosidad de los migrantes”, señala el director. Un modelo que estabiliza el tipo de cambio, pero no reduce la pobreza.

Lo que sigue. Boteo y Lacs coinciden: para crecer más y mejor, Guatemala debe diversificar su aparato productivo y atraer inversión extranjera que impulse manufactura e industria.

  • Hoy, el 60 % de las exportaciones ya tiene valor agregado, especialmente en textiles y confección. Sin embargo, aún falta consolidar cadenas industriales.

  • El exviceministro pone el énfasis en que la IED sigue rezagada frente a países como Panamá o Costa Rica. “Sin ella, no habrá salto de productividad”, concluye.

  • La estabilidad macroeconómica es un activo. El desafío es transformarla en crecimiento sostenible y empleo formal que reduzca la pobreza y permita tener un modelo sustentable. 

 
Comparta este contenido:
Compartir en FacebookCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp

¿Cuál debería ser la prioridad para sostener el crecimiento?

Iniciar Sesión o Suscríbete para participar en las encuestas.

 
Comparta este contenido:
Compartir en FacebookCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp

Punto HTML con Texto Alineado

UNA INVITACIÓN DE CÁMARA DE LA INDUSTRIA DE GUATEMALA
Innovación y conocimiento para un sector en transformación

Diálogo y colaboración para el futuro. A través de conferencias especializadas y espacios de intercambio técnico, se presentarán iniciativas, enfoques y dinámicas que evidencian la capacidad transformadora del gremio y su compromiso con un desarrollo sostenible e inclusivo.

Un encuentro estratégico para fortalecer el país. El evento busca proyectar las capacidades del sector como un pilar esencial en la construcción de una Guatemala más resiliente, moderna e innovadora, reafirmando su papel estratégico en la economía nacional.

🔗 Regístrese sin costo aquí:


🗓 Miércoles 29 de octubre | 08:00 - 17:00 horas | Hotel Westin Camino Real


📩 Más información: [email protected] | [email protected] | PBX: 2380-9000 Ext. 117/224

 
Comparta este contenido:
Compartir en FacebookCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp

Esta obra parte de una idea sencilla: el mercado no es un vicio que toleramos por necesidad, sino una institución moral que permite a la gente vivir mejor. Los economistas Carlos Rodríguez Braun y José Ramón Rallo no lo dicen con solemnidad; lo muestran con ejemplos que cualquiera reconoce. Cuando se topan precios, aparecen colas. Cuando se suben aranceles, paga el consumidor. Si se subsidia un sector, se protege un privilegio.

Las cinco lecciones ordenan el panorama sin jerga. Primero, los precios cuentan historias: condensan millones de decisiones y guían a productores y compradores sin que nadie los coordine desde arriba. Segundo, la propiedad privada y los contratos voluntarios incentivan el ahorro y la cooperación; la gente cuida lo suyo y honra su palabra. Tercero, la competencia disciplina: si abusas, te reemplazan; si innovas, te premian. Cuarto, el progreso requiere suelo firme: Estado de derecho, estabilidad monetaria y apertura comercial. Y quinto, el intervencionismo, aunque suene compasivo, suele tener efectos secundarios que no vemos a primera vista: menos inversión, menos empleo, precios más altos. Al final, los más golpeados son los que menos margen tienen.

El libro desmonta prejuicios instalados —que el lucro es inmoral, que el mercado favorece a “los de siempre”, que la globalización empobrece— sin caricaturizar al discrepante. Reconoce que existen problemas reales (externalidades, bienes públicos, poder de mercado persistente), pero recuerda algo importante: los resolvemos mejor cuando las reglas premian el valor creado y no el favor político. La solidaridad y la dignidad personal no solo caben en un orden libre: florecen allí.

El liberalismo no es pecado. La economía en cinco lecciones no es un tratado técnico. Invita a mirar de nuevo lo obvio: el desarrollo no llega por decreto, sino porque millones emprenden, arriesgan y cooperan sin pedir permiso. En tiempos de soluciones fáciles y promesas ruidosas, este ensayo devuelve la brújula: menos ingeniería social, más libertad responsable. Y con ella, más oportunidades reales para salir adelante.

 
Comparta este contenido:
Compartir en FacebookCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp