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¡Buenos días!

La amenaza de imposición de aranceles secundarios a productos provenientes de naciones sancionadas se presenta como un instrumento de presión política. Cabe plantearse —como hace nuestro análisis— si en la práctica pudieran convertirse en una especie de boomerang económico para Guatemala y Centroamérica en general.

Diseñadas para castigar regímenes que vulneran reglas internacionales, estas normas podrían terminar repercutiendo en la cadena productiva local y reducir la oferta de bienes.

Cada incremento arancelario es susceptible de reducir margen de maniobra y restar atractivo para nuevas inversiones. Política exterior y coherencia diplomática no deberían comprometer la estabilidad de precios ni el dinamismo exportador.

La región haría bien en priorizar un marco comercial predecible y abierto que preserve su competitividad.

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Miguel Rodríguez
Aranceles secundarios: fuego cruzado comercial
535 palabras | 2 min de lectura

Las nuevas sanciones económicas promovidas por EE. UU, denominadas por Donald Trump aranceles secundarios, apuntan más allá de sus adversarios directos. Bajo la lógica de la Casa Blanca, cualquier país que comercie con naciones sancionadas puede ser castigado. En este contexto, Latinoamérica enfrenta riesgos crecientes, tanto comerciales como diplomáticos.

Por qué importa. Los aranceles secundarios reconfigurarían el mapa del comercio global. Al penalizar a países que operan con economías sancionadas, Washington busca alinear indirectamente a terceros con su política exterior. La región podría pagar el precio si no redefine sus alianzas.

  • La Orden Ejecutiva 14245, firmada en marzo de 2025 por Trump, impuso un arancel del 25 % a quienes compren petróleo a Venezuela. Existe el riesgo de que los castigos indirectos frenen acuerdos energéticos o comerciales claves para países en desarrollo.

  • El secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmó que “estas sanciones funcionan como multas económicas” para disuadir a países que operan con Rusia, China o Venezuela.

  • La decisión de Trump de aumentar este 4 de agosto los aranceles a India por vender petróleo ruso con ganancias envía un mensaje claro: EE. UU. castigará a cualquier país que comercie con naciones sancionadas. Latinoamérica deberá reevaluar sus alianzas para evitar represalias similares. 

Ecos regionales. Varias economías latinoamericanas se encuentran bajo observación por Washington. Los vínculos energéticos, tecnológicos o financieros con países sancionados las convierten en candidatas para aranceles adicionales si no modifican su comportamiento comercial.

  • Nicaragua ya enfrenta un arancel del 18 % adicional, debido a sus relaciones cercanas con Caracas y Moscú.

  • México, Bolivia y Cuba también son señalados por su cooperación en tecnología, defensa o energía con actores bajo sanción.

  • En contraste, Colombia, Perú y Guatemala podrían evitar penalizaciones si mantienen una postura aliada o al menos neutral frente a la política estadounidense.

En el radar. El nuevo paquete arancelario, que entrará en vigor este 7 de agosto, establece un arancel del 30 % para los países sin acuerdo comercial con EE. UU. y una tasa mínima del 15 % para aquellos con los que mantiene una balanza comercial desfavorable, como Costa Rica. Por su parte, Guatemala continúa en negociaciones.

  • Actualmente, hay un diálogo técnico en curso con EE. UU., bajo cláusulas de confidencialidad, liderado por el MINECO y el sector privado.

  • Amador Carballido, director de AGEXPORT, advirtió que el arancel del 10 % impuesto a Guatemala ya coloca al país en desventaja frente a México, que goza de exención por su TLC.

  • “La ruta ya se había anticipado”, explicó Carballido. Guatemala espera reducir o eliminar el arancel actual del 10 % sobre productos clave.

Lo que sigue. La amenaza de aranceles secundarios tensiona la atracción de inversiones y la continuidad de comercio esencial. Las reglas del juego han cambiado: el comercio ya no depende solo de precios o calidad, sino también de alineamientos geopolíticos.

  • Sectores como agricultura, vestuario, café y fertilizantes están en riesgo si sus insumos provienen de países sancionados, incluso de forma indirecta.

  • Empresas globales podrían postergar inversiones si perciben a un país como “altamente expuesto a represalias comerciales” por vínculos con China o Rusia.

  • La estrategia de Washington deja una advertencia clara: comerciar con Rusia, Venezuela o China puede costar caro. Es momento de replantearse el contexto del comercio internacional. 

 
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UN MENSAJE DE RESEARCH & PLANNING
Anticiparse al mercado en lugar de reaccionar

En mercados dinámicos, cada decisión estratégica exige una comprensión profunda del consumidor. Hoy, interpretar datos ya no es una ventaja competitiva: es una condición indispensable del liderazgo. En Centroamérica, Research & Planning ha forjado una reputación sólida entre las empresas más exigentes.

Por qué importa. En la medida en que una empresa puede anticipar patrones de comportamiento, ajustar su propuesta de valor y tomar decisiones informadas, mayor es su resiliencia y su crecimiento.

  • Las metodologías de Research & Planning permiten captar señales del mercado que otros simplemente no ven.

  • Así, las empresas minimizan riesgos, optimizan sus presupuestos comerciales y toman decisiones en tiempo real con mayor certeza.

  • El consumidor centroamericano no responde igual en cada país, ni siquiera dentro de una misma generación. Por eso, los equipos de liderazgo necesitan datos afinados por región, edad y contexto digital.

Lo que sigue. Los próximos años marcarán la diferencia entre quienes reaccionan y quienes se adelantan. La diferencia estará en la interpretación, no solo en la recolección de datos.

  • Research & Planning colabora con marcas líderes para transformar datos complejos en decisiones comerciales con impacto directo.

  • Las empresas que apuestan por decisiones basadas en datos ya no compiten por sobrevivir: compiten por liderar mercados cada vez más exigentes.

  • Para más información, puede ingresar a su sitio web, llamar al +502 2213-0000, visitar sus oficinas en 7ª Avenida 12-25, Zona 9, Edificio Etisa, Nivel 1, o escribir al correo electrónico [email protected].

Mientras la IA generativa avanza a paso firme, muchas entidades financieras del área siguen atrapadas en sistemas obsoletos y arquitecturas heredadas. La urgencia no está solo en adoptar esta tecnología, sino en preparar las bases para que realmente funcione.

En palabras de Cristian Sánchez, director de ventas para Latinoamérica de Temenos, hay interés de introducir esta tecnología. Sin embargo, pocos saben por dónde empezar. La IA generativa ya está mostrando beneficios concretos en algunos bancos. Especialmente en detección de fraude financiero, reducción de falsos positivos, mejora en la experiencia del cliente y protección de ingresos de las entidades.

De igual modo, otro caso de uso es la atención automatizada mediante agentes conversacionales. Estos permiten a los colaboradores interactuar de manera más ágil con sistemas complejos, mejorando la eficiencia interna.

Estos avances tropiezan con una realidad estructural. La mayoría de las instituciones sigue operando con tecnologías de hace décadas. Muchos bancos temen actualizar sus sistemas centrales por el costo, el riesgo o la simple inercia institucional. “El problema no es la IA. El problema es lo que hay detrás: sistemas que no están listos para integrarla”, enfatiza Sánchez.

Guatemala no escapa a este patrón. Existen entidades con fuerte apuesta por la innovación, pero enfrentan los mismos desafíos que el resto de países del istmo. La brecha no es tecnológica, sino organizacional. Falta talento especializado, sobran silos de datos y los marcos regulatorios siguen sin responder a la velocidad de los avances. “El mayor reto es encontrar el caso de uso que tenga sentido estratégico y sea ejecutable dentro de las limitaciones actuales”, explica.

Sánchez insiste: esto no es una moda, es una necesidad. “En poco tiempo, quien no haya incorporado IA quedará fuera del mercado”. La promesa de mayor productividad, mejores niveles de servicio y cumplimiento regulatorio más eficiente ya no es un lujo, es un factor de supervivencia.

El camino no es simple ni automático. Requiere visión integral, inversión sostenida y una transformación profunda del ADN institucional. La IA puede ser el catalizador del nuevo modelo financiero regional, pero solo si se construye sobre cimientos sólidos y decisiones valientes. La oportunidad está ahí. 

 
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Por Marcos Jacobo Suárez Sipmann

Fernando Mattos Costa (Montevideo, 1958), es ingeniero agrónomo formado en la Universidad Federal de Río Grande do Sul en 1981 (convalidado en 1985 en Uruguay). Trabajó durante los años 1980 en la industria cárnica de Brasil. Fue presidente de la Asociación Rural de Uruguay (2004-06), delegado en las negociaciones UE-Mercosur, presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC, 2020-21) y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay (2021-25). En marzo, el Ejecutivo uruguayo lo postuló para dirigir el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). En el marco de su visita a Guatemala, República Empresa conversó con el exministro.

¿Qué motivaciones profesionales y personales le llevaron a estudiar ingeniería agrónoma?

— Vengo de una tradición familiar de ganaderos y agricultores. Es la quinta generación vinculada a la tierra. Mi familia es mayormente veterinaria, pero elegí ingeniería agrónoma por su enfoque multidisciplinario más amplio. En Uruguay, muchos ministros han sido agrónomos por la formación integral que tienen, clave para enfrentar retos como el cambio climático y enfermedades.

La tropicalización del clima afecta la biodiversidad y la producción. Vivimos fenómenos extremos como sequías e incendios que impactan no solo la agricultura, sino infraestructura y seguridad. Esta realidad exige prepararnos con herramientas técnicas sólidas.

¿Cuáles son los principales desafíos en las negociaciones comerciales entre MERCOSUR y la Unión Europea?

— El comercio agrícola enfrenta barreras proteccionistas importantes. La Organización Mundial de Comercio (OMC) tiene dificultades para acuerdos multilaterales, por eso crece el número de tratados bilaterales como MERCOSUR-UE. Llevamos 25 años negociando; en 2019 estuvimos cerca. No obstante, factores ambientales y presiones políticas frenaron el pacto.

En la cumbre de Montevideo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apoyó un avance técnico. Este es un acuerdo político y comercial, que conecta identidades culturales y tradiciones similares. Europa es el principal inversor en Latinoamérica, y si se confirma, la zona de libre comercio abarcará más de 700M de personas y puede impulsar el desarrollo regional.

¿Cómo contribuye el IICA a la integración de mercados agrícolas ante las tensiones políticas y comerciales globales actuales?

— La multipolaridad global da lugar a bloques con dinámicas complejas tras cambios recientes como la era Trump. Los aranceles y medidas comerciales proteccionistas ocasionan inflación y recesión. EE. UU., creador inicial de organismos multilaterales, hoy cuestiona esas instituciones, que necesitan actualizarse.

Medidas como los aranceles secundarios de EE. UU. afectan insumos estratégicos y vulneran normas internacionales, lo que perjudica a países pequeños. Brasil, alineado con BRICS, contrasta con otros miembros que mantienen el diálogo con EE. UU. A largo plazo, el camino es el consenso y el diálogo para un nuevo orden internacional estable.

¿Qué opinión le merecen las quejas de productores sobre las exigencias y certificaciones impuestas por países como los de la UE?

— Las quejas son comprensibles, pues incluso productores europeos sufren burocracia y requisitos estrictos que han provocado protestas. Bruselas mantiene barreras tarifarias y no arancelarias basadas en moléculas químicas no usadas allá, pero necesarias en regiones tropicales con más plagas.

Falta diálogo técnico entre autoridades sanitarias para aceptar usos razonables sin riesgos. El IICA debe promover transparencia, evitando que barreras técnicas se conviertan en trabas comerciales sin fundamento científico. La regla europea de deforestación ha sido cuestionada por causar costos injustos sin incentivos claros.

¿Qué rol cumple el IICA en el diálogo con los gobiernos y el sector privado sobre desarrollo agropecuario?

— El IICA escucha a todos: gobiernos, ministerios y entidades privadas, haciendo giras y consultas para entender necesidades. Promovemos el asociativismo de productores para encauzar mejor las políticas públicas y la asistencia técnica.

Canalizamos recursos internacionales para llegar al productor final, en coordinación con los Estados. El sector privado es motor de inversión y riesgo, por lo que debe beneficiarse con producción eficiente, sostenible y de calidad. La gestión debe ser pragmática, buscando concretar resultados, no burocracia.

 
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