- República Empresa
- Posts
- Más vale invertir que lamentar
Más vale invertir que lamentar


¡Buenos días!
Una de las condiciones básicas para hacer realidad el sueño de convertir a Guatemala en hub tecnológico regional es la capacitación de su población. Todo ese talento se robustecerá mediante el fortalecimiento de alianzas con la empresa privada. Este esfuerzo ha de complementarse con sistemas de IA y plataformas de blockchain. Y ser siempre conscientes de la importancia de la inversión.
Por eso es tan positivo lo expuesto en nuestra gráfica: el acercamiento de Guatemala al grado de inversión.
Les recomendamos el análisis de nuestros colegas de política sobre los registros sanitarios: un obstáculo poco visible, pero crítico para la competitividad, atracción de inversión y comercio internacional. Disponible aquí.
Gracias por leernos.

Alice Utrera
Invertir en data: Guatemala entra al juego
521 palabras | 2 mins de lectura

Guatemala comienza a posicionarse como un nuevo hub tecnológico en Latinoamérica, impulsado por su potencial para albergar centros de datos, ecosistemas de IA y plataformas de blockchain. Esta transformación, aún incipiente, atrae la mirada de inversionistas globales que buscan rentabilidad, resiliencia y un entorno preparado para la cuarta revolución industrial.
Por qué importa. El auge de la IA no solo está transformando industrias, sino la infraestructura que las sostiene: los centros de datos. Con su ubicación estratégica, energía renovable y talento joven, el país aparece como epicentro para estas llamadas “fábricas de IA”.
“Los data centers actuales no soportan cargas de IA; Guatemala sí puede”, menciona Syed Natif Nawaz, CGO de Aurum Equity Partners.
Esta evolución abre una oportunidad que combina alto retorno con desarrollo sostenible.
Actualmente, existen proyectos estratégicos en marcha que suman USD 8000M en inversión potencial.
En el radar. Se ha pasado de simples espacios de alojamiento a complejos industriales que requieren megavatios de energía, talento especializado y políticas claras. Guatemala, según Nawaz, ya inició el camino. “Ya no importa la ciudad, sino quién tiene energía, talento y visión”.
La densidad energética por rack pasó de 3 kW a más de 600, exigiendo redes robustas y alianzas.
Hay cinco cables submarinos que garantizan conectividad de baja latencia hacia Norteamérica y Sudamérica.
La Ley de Inversión Extranjera permite repatriación de capitales y propiedad total, algo valorado por fondos como Zoniqx o Monolith Ventures.
Qué destacar. Los nuevos centros de datos para IA requieren inyecciones superiores a los USD 10 000M, además de talento técnico y políticas de fomento. Existe una base sólida en ambas dimensiones.
El PIB llegó hasta casi USD 112 000M en 2024 y crecerá un 4 % este año, de acuerdo con Juan Monge, vicepresidente de Fundesa.
La inflación bajó del 9.9 % al 1.6 en dos años, con un déficit fiscal controlado en 1.01 % del PIB.
Sostiene que Guatemala no solo es resiliente; es estratégica para quienes miran al futuro.
Detrás de escena. La historia empresarial revela una actitud de resistencia frente a la adversidad. Durante los años más convulsos del siglo XX, el sector privado se mantuvo firme. Esa herencia de permanencia se traduce hoy en estructuras consolidadas y confianza institucional.
“Mientras otros vendían y huían, aquí se invirtió más”, destaca Monge.
Existe una fuerza laboral joven (edad media: 23 años) con iniciativas de formación técnica impulsadas por los sectores público y privado.
Zonas francas, plataformas como Invest Guatemala y políticas sectoriales alineadas refuerzan esta narrativa.
Lo que sigue. El objetivo ya no se limita a competir en agroindustria o manufactura ligera. Busca establecerse como nodo tecnológico para Latinoamérica. Su reto será consolidar de manera coherente, atraer inversión sostenible y fomentar el desarrollo inclusivo.
El plan inicial es construir 200 megavatios en centros de datos. Y conseguirlo en módulos escalables según la demanda.
La clave estará en garantizar marcos regulatorios modernos y alianzas con actores como TSMC o NVIDIA.
Fundesa y Aurum coinciden en que la ventana está abierta: la estrategia debe ser actuar con visión a largo plazo y ejecución ágil.
María José Aresti
Remesas: de billetes a bits
496 palabras | 1 min de lectura

La digitalización de las remesas representa una oportunidad crítica para modernizar las economías latinoamericanas. Esta transición promete mayor inclusión financiera, eficiencia fiscal, trazabilidad y crecimiento del mercado formal. Con todo, su potencial económico apenas comienza a desplegarse.
Qué destacar. En países como Guatemala, donde el 20 % del PIB proviene de estos flujos, los efectos van más allá del consumo inmediato: reconfiguran el sistema financiero y dinamizan sectores como vivienda, salud y educación.
Al digitalizar el envío, el receptor no solo obtiene fondos, sino una puerta a la economía formal. Esto permite trazar el uso del dinero, diseñar productos financieros y medir el impacto real.
Según Jennifer Rodas, especialista en transferencias, el 80 % de las remesas aún se envía en efectivo. Esto limita la visibilidad económica y reduce las oportunidades para integrar a los receptores al sistema financiero.
Se requiere la coordinación de múltiples actores: bancos, fintech, comercios y usuarios, para que “la red informal se conecte con el sistema digital”, asegura Melissa Morano, socia de Consortium Legal.
Punto de fricción. La infraestructura desigual, baja educación financiera e informalidad ralentizan la digitalización de remesas en la región, a pesar de los avances en economías más desarrolladas.
Mientras que hasta el 50 % ya se envía de forma digital desde EE. UU., en países receptores como Guatemala, el ecosistema aún no está listo.
El problema es, asimismo, de hábito: “si me pagan en efectivo, gasto en efectivo”, explica Victor Unda, CEO de OKY. Romper esa cadena requiere una transformación cultural.
Una de las principales barreras es la falta de aceptación digital. Aunque muchos tienen celulares, no todos pueden recibir este tipo de pagos, limitando el uso de transferencias electrónicas.
Sí, pero. A pesar del potencial, nuevas propuestas en EE. UU. frenarían la digitalización. Una de ellas: el posible impuesto del 3.5 % a las remesas, impulsado por Donald Trump.
Este plan fiscal —parte de su política migratoria—, afecta de modo directo a los envíos hacia Latinoamérica. Encarecería las remesas o las regresaría a la informalidad.
Morano alerta que imponer un impuesto de este tipo atentaría contra los derechos de propiedad de los migrantes. “Es dinero legítimamente ganado”, señala.
Las fintech temen que una medida así inhiba la digitalización por temor y desconfianza. El reto no solo es técnico: también es político y jurídico.
Balance. La trazabilidad del dinero, control del gasto e integración al sistema financiero son consecuencias directas de digitalizar remesas. Además, esto abre puertas para novedosos productos, competencia y eficiencia fiscal.
Mercados más avanzados —como México o Brasil— tienen un 50 % de digitalización del envío de divisas. En contraparte, en Guatemala sigue dominando el efectivo.
Morano explica que hay un vacío normativo para canalizar de forma efectiva estas transferencias. “Sin reglas claras, hay riesgo para los actores y para el usuario”.
Desde un enfoque fiscal, digitalizar ayuda a cerrar brechas. Permite detectar flujos de dinero, prevenir lavado y ampliar la base tributaria sin subir impuestos. La forma de hacerlo: integrando actores hoy invisibles.
¿Qué le pareció el boletín de hoy? |
Iniciar Sesión o Suscríbete para participar en las encuestas. |