No todo lo que brilla exporta

¡Buenos días!

Guatemala llegará al cierre de 2025 con un repunte exportador que, a primera vista, confirma la fortaleza del sector externo. Pero en el interior de algunas empresas se acumulan tensiones menos visibles. El reciente incremento del salario mínimo —en un marco de lento avance de la productividad— ocasiona un desbalance en la estructura de costos y la capacidad real de competir.

Hay segmentos que ya muestran retrocesos: industrias de mano de obra intensiva reportan caídas puntuales en pedidos, ciertos subsectores agroindustriales operan con márgenes más vulnerables y varias actividades manufactureras comienzan a ajustar sus planes de producción.

Mayor eficiencia exigida por el entorno global, competidores regionales afinando políticas para captar inversión y costos internos bajo escrutinio. De cara a 2026, las señales apuntan a mayores fricciones.

Les recomendamos ver nuestro Índice de Burocracia 2025 en Latinoamérica y el Caribe. Un oportuno complemento a nuestro reciente episodio de Repúblicast: ¿Tramitar o producir? El dilema de la economía guatemalteca.

 
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Alice Utrera
La otra cara del boom exportador
617 palabras | 3 min de lectura

Guatemala cerrará 2025 con exportaciones al alza, impulsando divisas y dinamismo externo. Sin embargo, bajo la superficie crece una presión silenciosa: el aumento del salario mínimo y la baja productividad están deteriorando la competitividad. Varios sectores ya muestran contracciones, alertando sobre tensiones que pueden escalar en 2026.

Por qué importa. El país exporta más, pero no necesariamente mejor. El repunte general esconde retrocesos en productos cuya caída revela un sistema productivo tensionado por costos crecientes y productividad estancada. La discusión salarial hoy define la capacidad para competir y generar empleo formal.

  • En comparación con el año anterior, en julio el cardamomo cayó 35 %. Productos químicos y preparaciones naturales hasta un 46 %. T-shirts (no algodón) y sweaters de algodón bajaron 23 y 18 %, respectivamente. Ello refleja presiones de costos y pérdida de competitividad.

  • “La industria de textiles perdió plazas de costura tras el ajuste salarial”, afirma Alejandro Ceballos, director de Vestuario y Textiles de AGEXPORT.

  • Cuando el costo laboral sube sin mejoras productivas, la inversión se frena y las órdenes internacionales migran hacia mercados más eficientes.

En el radar. Para varias cadenas productivas, 2025 marca un punto de inflexión. El aumento del salario mínimo habría encarecido operaciones que ya trabajaban con márgenes ajustados. El país exporta más volumen, aunque no sostiene el ritmo en rubros intensivos en mano de obra, donde el empleo formal retrocede.

  • En vestuario y textiles, el 70 % de las marcas reportan retrasos o cancelaciones por altos costos. Y el 50 %, caída en ventas.

  • “El salario mínimo dejó de ser mínimo y se convirtió en un techo aspiracional que pocas empresas y trabajadores pueden sostener”, explica.

  • De acuerdo con el experto, al no haber productividad suficiente, las fábricas  —por ejemplo de origen coreano—, reubican operaciones hacia Nicaragua o El Salvador, donde los costos son proporcionalmente más sostenibles.

Datos clave. El país enfrenta una brecha crítica: sueldo creciente versus productividad estancada. La industria textil pierde empleos —13 000 solo en costura— mientras aumenta la exportación de tela hacia países con costos menores que completan la confección final.

  • El 60 % de la tela producida en Guatemala ya se envía a Nicaragua, previo al 50 % previo al ajuste.

  • Según Ceballos, la fórmula técnica para el salario debe combinar inflación y productividad. Sin ello, “las oportunidades se cierran”.

  • El salario real de un puesto llega a costar GTQ 6000 por prestaciones. La productividad promedio —medida por crecimiento económico per cápita— no acompaña ese nivel.

Entre líneas. La presión no viene solo del mercado laboral. Guatemala pierde contratos agrícolas frente a México por ventajas arancelarias y mejor logística. Europa, por su parte, eleva exigencias por el Pacto Verde. La distancia, los fletes y la falta de infraestructura limitan la competitividad.

  • México compite con 0 % de arancel en productos donde Guatemala enfrenta un 10, ventaja que se traducirá en más desplazamiento si no se ajusta en 2026.

  • “Europa está demasiado lejos para competir industrialmente, en especial frente a una Asia subsidiada”, detalla Ceballos.

  • La falta de infraestructura y la dependencia de remesas provocan la llamada “enfermedad holandesa”. Aplicada al contexto guatemalteco, una economía condicionada a esos envíos debilita la capacidad productiva interna.

Lo que sigue. El debate salarial 2026 será determinante. Las cámaras empresariales impulsan una metodología técnica basada en inflación y productividad para evitar ajustes desconectados de la realidad productiva.

  • Si el país opta por incrementos superiores, la tendencia ya observable —empleo formal en retroceso, relocalización y caída sectorial— podría profundizarse.

  • El desafío será evitar que el actual boom exportador oculte las fisuras que, de no ser atendidas, pueden comprometer el crecimiento futuro.

  • Para atraer inversión, se debe equilibrar competitividad, flexibilidad laboral y una estrategia exportadora acorde a las capacidades reales.

 
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¿El uso del salario mínimo como “techo aspiracional” distorsiona las decisiones de inversión?

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Marcos Jacobo Suárez Sipmann
Índice de Burocracia de Apertura en LAC 2025

Los países con menos burocracia para emprender son Brasil —apenas unas 284 horas— junto con República Dominicana, México, Paraguay, El Salvador y Costa Rica.

Sorprende la pesada carga de Chile: más de 5200 horas. Esto equivale a casi dos años de trámites para poner en marcha una empresa. Argentina, Panamá y Perú presentan también retrasos muy altos.

En el caso de Guatemala, los datos son particularmente preocupantes. Con unas 2283 horas muy por encima del promedio regional de 1850 ocupa una de las posiciones críticas de la tabla. Queda así expuesta una vez más la urgencia de revisar el diseño institucional y los trámites exigidos para formalizar negocios en el país.

 
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¿Tramitar o producir? El dilema de la Economía guatemalteca | Republicast Ep. 47

En Guatemala hemos tenido una economía bastante estable durante muchos años. Pero en 2025, esa estabilidad se ha visto amenazada. No es nada catastrófico, pero sí ha sido un año lleno de incertidumbre. En gran parte, esta situación se debe a factores externos; sin embargo, como país, no contamos con las políticas económicas adecuadas para proteger esa estabilidad en tiempos difíciles.

“No vamos en una trayectoria correcta. Tenemos que recuperar esa trayectoria” dice Sigfrido Lee, el director de la unidad económica del CACIF.

 

En este episodio, Sigfrido nos explica cuál ha sido el desempeño económico de Guatemala este año, el riesgo de que nuestro crecimiento dependa tanto de las remesas, y los grandes retos que enfrentamos hacia el futuro, entre ellos cómo el gobierno maneja el presupuesto.

Ver todo el episodio aquí

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UN MENSAJE DE EEGSA
Energía segura: confíe en EPM Guatemala

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Vea la entrevista completa aquí.

 
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Este ensayo ofrece una exposición clara y ordenada de los fundamentos, controversias y promesas de la tecnología blockchain.  A través de una estructura interrogativa, plantea dudas como: ¿es el bitcoin el nuevo oro digital?, ¿transformará el blockchain la propiedad intelectual? Ismael Santiago Moreno conduce al lector por la historia, los mecanismos técnicos y los efectos económicos potenciales.

Entre sus capítulos más reveladores están los dedicados a la genealogía del movimiento cypherpunk y al nacimiento de bitcoin por su creador anónimo Satoshi Nakamoto. Expone las diferencias entre dinero digital, criptoactivos y tokens. Una distinción esencial para aclarar conceptos.

La capacidad divulgativa del libro es significativa. Explica cómo blockchain es “la siguiente fase de la evolución de internet”. Una idea que conecta con la noción de economía basada en conocimiento y colaboración impulsada por tecnología. Examina cómo esta tecnología modifica ya sectores tradicionales y cómo lo hará con otros.

Para la industria automotriz evidencia escenarios reales: desde la tokenización de activos, hasta cómo empresas prueban la viabilidad de recarga eléctrica con contratos inteligentes en Alemania. Proyectos con Tesla y Toyota exploran blockchain para peajes, intercambio de datos y vehículos autónomos más seguros, reduciendo accidentes mediante datos compartidos.

De igual forma, en logística explora cómo cadenas de suministro lo utilizan para optimizar producción, envíos y trazabilidad. Empresas que han decidido experimentar con cadenas de suministro y procesos logísticos basados en blockchain han adaptado la tecnología para mejorar varios aspectos de su producción, envío y seguimiento.

En varios pasajes, plantea las objeciones más comunes. Desde el consumo energético de algunas cadenas de bloques, hasta la inestabilidad del mercado cripto.

Se puede criticar que el texto tiende a presentar blockchain como solución casi universal. Subestima, por tanto, los riesgos de burbujas especulativas, regulaciones inciertas y desigualdades estructurales en el acceso a la tecnología.

Los primeros capítulos son comprensibles para quienes se acercan por primera vez a los conceptos. Asimismo, al adentrarse más, se torna riguroso para quienes buscan profundidad. Matiza muchos conceptos para un análisis más objetivo.

En tiempos de transformaciones económicas rápidas, La nueva economía blockchain y criptomonedas en 100 preguntas, brinda un mapa claro de lo que está cambiando y de lo que aún está por definirse.

 
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